Después de la democracia. Sobre las
consecuencias políticas de la crisis
económica
20 Julio 2010
Jónatham F. Moriche – Kaos en la
Red
Con la pomposa retórica que le caracteriza, el
presidente francés Nicolás Sarkozy propuso, en el
arranque de la presente catástrofe económica mundial,
una “refundación” moral y material del
capitalismo. Tres años después de aquellas palabras
tan melodiosas como vacías, la crisis se ha revelado
como un eficaz ariete del gran capitalismo para impulsar
una refundación, visiblemente a la baja en términos
de legitimidad y derechos, de la práctica totalidad
de las democracias occidentales.
Hace
ya casi cuarenta años, a partir de la gran crisis
petrolera de 1973, que el neoliberalismo viene
promoviendo formas radicales de competición y
enriquecimiento económico, prácticas empresariales y
financieras cada vez más agresivas contra los derechos
sociales de las clases trabajadoras y contra
el sustento democrático de las instituciones políticas.
La historia del neoliberalismo es la historia de una
larga revolución del gran dinero contra la
democracia. Y esta crisis amenaza con convertirse en
su Toma de la Bastilla, siniestra alborada de un nuevo
régimen político post-democrático, en el que, bajo los
fuegos de artificio mediáticos y mercadotécnicos de una
“democracia de superficie” (en expresión del pensador
Alain Badiou), se reencarna, globalizado e hiperbólico,
el arquetipo clásico de la Plutocracia: el
irrestricto gobierno del gran
dinero.
Reclamaba Jean-Jacques
Rousseau en su Contrato Social que,
para un correcto desenvolvimiento de la democracia,
“ningún ciudadano sea tan
opulento que pueda comprar a otro, y ninguno tan pobre
que se vea forzado a venderse”. ¿Cómo podría
juzgarse, a la luz de este prudentísimo precepto, una
(post)democracia como la española? El sueldo medio de
un alto directivo de una gran empresa en nuestro país es
de 390.000 euros, y el de un consejero ejecutivo de
1’2 millones. En la cúspide de nuestra “clase
corporativa”, los 502 altos directivos de las empresas
del IBEX-35 ganaron una media de 700.000 euros, y los
consejeros ejecutivos de 2’7 millones. En el sector
financiero (bancos y aseguradoras) esta cifra promedio
se eleva a los 4’3 millones, tras un aumento medio del
53% en 2008. También en 2008 Alfredo Sáenz,
consejero delegado del BSCH, recibió 9’3 millones de
sueldo y 12 millones para su fondo de pensiones.
Francisco González, presidente del BBVA, ganó 5’7
millones de sueldo, 11’2 millones para su pensión y 3’3
millones en acciones (su fondo de pensiones acumulado
ronda los 80 millones). Ignacio Sánchez Galán, de
Iberdrola, ganó 16’7 millones. Antonio Brufau,
presidente de Repsol YPF, 6’7 millones. En el capítulo
de retiros y pensiones, Manuel Pizarro recibió 14
millones al dejar la presidencia de Endesa; los
presidentes cesantes de Enagás y Acerinox recibieron 4’7
y 5’9 millones; José Ignacio Goirigolzarri, ex consejero
delegado de BBVA, 3 millones anuales con carácter
vitalicio; el fondo de pensiones acumulado por Alfredo
Sáez, consejero delegado del BSCH, ronda los 85
millones…
Mientras tanto, el paro afecta a más de cuatro
millones de personas (la mitad de ellos, desempleados de
larga duración); casi un 60% de la masa laboral española
(más de diez millones de trabajadores y trabajadoras)
cobra menos de 1.000 euros al mes; la pensión media en
España no llega a 900 euros (menos de 700 en
comunidades como Extremadura o Galiza)… Y es sobre
ellos que recae el peso de medidas como el abaratamiento
del despido, la subida del IVA o la privatización y
encarecimiento de los servicios públicos… Con su
trabajo, cada vez más precario y peor pagado, nutren las
cuentas millonarias de ejecutivos y consejeros, y con
sus impuestos rellenan los agujeros de las sucesivas
aventuras especulativas del gran capitalismo… ¿Tiene
algún sentido, en estas condiciones, hablar de
democracia política, de soberanía popular, de
instituciones representativas, de igualdad de
oportunidades, de igualdad ante la
ley?
Perfectamente inadvertida bajo el oportuno
estruendo de las vuvuzelas surafricanas, la revolución neoliberal del gran dinero
prosigue su larga y victoriosa marcha contra la
democracia.
Arrasada por la implacable codicia plutocrática, del
ágora democrática no quedarán, al cabo de esta crisis,
ni unas tristes ruinas que contemplar con
añoranza.
http://www.attac.es/despues-de-la-democracia-sobre-las-consecuencias-politicas-de-la-crisis-economica/
Despedida
Iñaki Gabilondo temporada de HOY (CNN+) :
http://www.youtube.com/watch?v=xFwHny96ERM&feature=player_embedded
Sarna con gusto no pica. Además, no hay mayor fuerza que la de las
creencias (y el dinero es de las más poderosas),
pero siempre ha habido unas que han desplazado a otras.
Siempre.
Saludos